Hay un dicho que dice: “Después de la tormenta viene la calma” y otro: “No hay pena que dure 100 años, ni quien la resista”. Hay momentos en la vida donde pasaste la etapa de la tormenta, y está en tus manos si entras en la etapa de la calma o no.
Si después de una tormenta te es difícil pasar a la calma o mantenerla, es porque te sientes o estás atrapado por el pasado, por lo que ya no está, y que hoy solo vive en tu mente. Así, estás permitiendo que tu pasado marque o afecte tanto tu presente como tu futuro. Es entonces cuando eres esclavo del pasado y de tu propia mente.
Lo irónico es que eres tú quien tiene la llave para abrir la puerta que te permite vivir en el presente, ser libre para diseñar y construir un nuevo presente que ya está disponible en tu camino, pero que no te atreves a disfrutar, y que de atreverte, te llevará al futuro que mereces.
Si te sientes atrapado en tu pasado o te es difícil disfrutar de lo que mereces en tu presente, tienes dos opciones en el momento que eres consciente de ello. Una es usar voluntariamente esa llave y así abrir la puerta que te permite atravesar el puente que requieres para liberarte; la otra opción es quedarte ahí hasta que no aguantes más, es ahí donde cabe el segundo dicho: “No hay pena que dure 100 años, ni quien la resista”.
Si te atreves a tomar la decisión de usar la llave y atravesar el puente (trabajar) para liberarte de tu pasado, entonces mientras caminas ese puente, es necesario hacer procesos de perdonar el pasado pero sin volverte a quedar ahí atrapado por él en tu propia mente. Es simplemente poner un límite y un tiempo determinado para hacer consciente lo que haya que hacer consciente del pasado y enfrentarlo, y trabajarlo. También hay que reconocer y valorar los aprendizajes adquiridos, así como las personas que hicieron parte de esas etapas, pues fueron maestros, y es importante agradecerles, y dejarlos ir de nuestra mente.
En ese proceso entonces decides limpiar lo que haya que limpiar, y cortarlo de tu vida. A la vez vives el proceso de agradecimiento, ya que gracias a esas vivencias, hoy eres quien eres, y eres alguien que está listo para pasar a otra etapa; eso indica madurez.
Con esa decisión, pasas a hacerte cargo de ti mismo, a asumir responsabilidad, y a ser el protagonista de tu guión, y no la víctima de otros. Ya no eres quien se culpa a si mismo o culpa a otros de las experiencias. Y entonces quedas libre para decirle sí a la vida, para amarte y amar a otros de forma incondicional. Ya eres libre para entregarte al a la vida que eliges vivir hoy.