Todos queremos ser felices pero pocos sabemos responder a la pregunta: ¿qué es la felicidad?
Alguna vez escuché una historia acerca de que el lugar donde nos escondieron la felicidad fue en nosotros mismos.
Vamos buscando la felicidad afuera, sin darnos cuenta que está dentro de nosotros.
Te invito a respirar e identificar los pensamientos que te distancian de sentir la felicidad que ya está en ti.
Date cuenta como al ubicarte en el presente y permitirte sentir, entonces eres bombardeado por pensamientos negativos de miedo. Y es entonces cuando surge miedo al dolor o a sufrir, es cuando sales del momento presente (donde está la felicidad). Así te vas al pasado, sumergiéndote en pensamientos de nostalgia o de dolor (que desencadenan temores). Esos temores te refuerzan que mejor no te entregues a la felicidad porque duele, entonces prefieres distraerte y te ocupas o te deprimes.
En otras ocasiones en vez de irte al pasado, te vas al futuro, lo que te genera la ansiedad que despierta pensar en el que tal si? Y mejor no, y de nuevo me ocupo y me distraigo, pero la sed de sentirme feliz sigue ahí, y los pensamientos que me distancian de experimentar la felicidad también siguen ahí, y entonces sigo persiguiendo la felicidad en acciones como ir de compras, comer un postre, cambiar de carro u otras acciones que me hacen sentir temporalmente bien, pero esa sensación es pasajera. Entonces tengo que volver a buscar sentir la felicidad con otra acción externa, lo que sucesivamente te lleva a generar deudas o te subes de peso -entre otras consecuencias-. Pero me digo a mi mismo que yo no soy el responsable; lo es alguien afuera: el gobierno, la economía, etc. Y así, también pongo en el de afuera lo que me hará sentir bien y si no se da, entonces es en el afuera donde están los culpables de que yo no me sienta bien.
Todo empezó por no ubicarme en el momento presente, y entender que la felicidad ya la tengo, que ya está ahí, y que yo mismo me saboteo el sentirla por muchas razones -que de hacerlas conscientes- entonces las enfrentaría. La vida te hace invitaciones, te abre oportunidades, y te toca la puerta muchas veces; lo hace primero de forma amorosa y luego te puede colocar experiencias que no te dejen más opción que enfrentar lo que tanto has tratado de evadir.
Voluntariamente puedo aceptar las invitaciones de la vida para sentir el momento tal cual como se presenta, con total aceptación de lo que es -tal y como es-..
Para poder ver qué me regala el momento presente, tengo que vivirlo tal y como se presenta, no distraerme, respirar e identificar los pensamientos negativos y de miedo para poder hacer consciencia de lo que vi de niño, de lo que escuché o me dijeron, de patrones de carencia generacionales que han marcado el que hoy tenga algo que perder o que no tenga nada que perder. Puedo hacer consciencia de lealtades inconscientes hacia mi sistema familiar. Puedo trabajar todo lo que surja y empezar un proceso que me vaya acercando a vivir mi propia vida tal y como decida hacerlo mientras me disfruto el camino -tal y como se va presentando-.